Hoy, como siempre, este artículo está dedicado a mejorar el entorno laboral, pero realmente, es algo para la vida, que podemos aplicar a fuera del trabajo y si no me crees, la próxima vez que vayas a algún establecimiento, sé más simpático de “lo normal”, por ejemplo: agradece el corte al peluquero o felicita a un camarero por su trabajo, verás cómo le cambia la cara y a ti, no te ha costado nada.
La amabilidad en el trabajo repercute de manera directa en el éxito empresarial. La cultura de la colaboración y el respeto resulta especialmente útil en momentos de gran tensión o crisis internas, tan habituales en el día a día, dado que un intercambio de pareceres desde la sinceridad, la honestidad y el respeto, resulta mucho más inteligente en términos prácticos que la tendencia a la discusión y a la confrontación por motivos ajenos o conflictos pasados.
Las ventajas de ser amable son:
- Hace que te sientas mejor tú. La forma más fácil de hacernos la vida más agradable a nosotros es hacerla más agradable a los demás.
- Hace que los demás se sientan mejor. La amabilidad favorece un ambiente de trabajo armónico y permite evitar el estrés y generar una mayor colaboración en los equipos de trabajo.
- Atrae a tu vida personas amables. La amabilidad funciona como un imán, en cuanto empiezas a practicarla se contagia a las personas que la reciben. Sin darte cuenta estarás rodeado de personas amables y mejorará tu calidad de vida.
- Te asegura un mejor futuro laboral. A nadie le gusta lidiar con seres antipáticos, y por tanto, rara vez son considerados para acceder a un trabajo o ascender a puestos importantes.
- Llámalo karma o la ley de causa y efecto, pero todo lo que das te vuelve. Si eres poco generoso con tus colegas, raramente alguien responderá a tu pedido de auxilio cuando necesites ayuda.
- Mejora tu salud ya que reduce el estrés, mejora el sistema cardiovascular, equilibra la presión arterial y genera bienestar físico y emocional.
- Te ayuda a ser mejor persona. Cuando te esfuerzas por ser amable, te vuelve mejor persona. Ser amable requiere ser generoso, paciente, honesto, cuidar las formas, sincero.
Y la buena noticia, es que esa amabilidad se puede entrenar y desarrollar. Aquí os dejo las formas más fáciles de serlo:
- Sonríe. Sonreír no sólo es agradable para quien te observa, sino también para ti. Te predispone en un mejor ánimo y hasta modifica tu tono de voz
- Utiliza las palabras mágicas: por favor, gracias, perdón, con su permiso, a la orden, buen provecho.
- Practica la cortesía: saluda y despídete mirando a los ojos. Responde las llamadas, no hagas esperar y se puntual.
- Se observador. Apreciar y agradecer un trabajo bien hecho, es justo y seguro ayudará a que se repita.
Recuerda la regla de oro: “Trata a los demás como te gusta que te traten a ti”
Y por último… ¿Sabías que existe un día mundial dedicado a la amabilidad? Pues, sí. Desde 1997, cada 13 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Amabilidad, para animar a las personas a tratar a los demás con benevolencia